A través de la metodología de Aprendizaje y Servicio (A+S), la asignatura de Ética Profesional de la carrera de Ingeniería en Construcción de la Universidad de La Frontera (UFRO) desarrolló un proyecto para levantar un invernadero en el jardín infantil de la institución, creando un espacio para que las niñas y niños aprendan, de manera práctica, sobre los ciclos de vida de las plantas y la importancia de la naturaleza.
Como parte de la asignatura de Ética Profesional, estudiantes de quinto nivel de Ingeniería en Construcción de la Universidad de La Frontera (UFRO), levantaron un invernadero en dependencias del jardín infantil de la institución, lo que permitirá, a las niñas y niños, aprender de manera práctica sobre los ciclos de vida de las plantas y el valor de la naturaleza.
Organizados en cuadrillas, las y los estudiantes de la carrera llevaron a cabo tareas como diseño, ubicación, presupuesto y construcción, trabajo que fue complementado con un punto de reciclaje elaborado a partir de neumáticos reutilizados, además de señalética didáctica para que los niños identifiquen las especies que cultivarán.
“Queremos que los más pequeños aprendan que los procesos de la naturaleza toman tiempo, que vean crecer las plantas que sembraron con sus propias manos y descubran que no todo ocurre de manera inmediata, como muchas veces creen las nuevas generaciones”, destacó la docente responsable de la asignatura, Verónica Jiménez Gallegos, explicando que este trabajo buscó transmitir, a las y los futuros ingenieros constructores, la importancia de la responsabilidad social como una competencia profesional.
En sus palabras, señaló que “cualquier proyecto que tenga impacto en los más pequeños, en adultos mayores o en la comunidad, nos inspira. En ese sentido, para mí, lo más valioso es ver cómo los estudiantes se comprometen y entienden que su trabajo genera un impacto real… tal vez no podamos cambiar el mundo por completo, pero sí podemos transformar una parte de él y eso es lo que realmente importa”.
Con esa motivación, este trabajo formativo se llevó a cabo utilizando la metodología de Aprendizaje y Servicio (A+S), que permite vincular el proceso de enseñanza-aprendizaje con necesidades reales del entorno. En este caso, el socio comunitario fue el jardín infantil UFRO, cuya directora, Marcela Gómez Villar, apoyó también en la gestión de permisos y protocolos necesarios para la ejecución de la iniciativa.
“Desde el año pasado hemos estado trabajando con distintas carreras bajo la modalidad de Aprendizaje y Servicio. En esta ocasión, con Ingeniería en Construcción, recibimos esta maravillosa obra: nuestro invernadero. Ahora en septiembre comenzaremos con su implementación, donde los niños y niñas del jardín plantarán semillas, aprenderán a cuidarlas y, en algún momento, podrán cosechar”, expresó la directora del jardín, añadiendo que “nosotros trabajamos con bases curriculares desde la primera infancia, donde el trabajo con la naturaleza y el medio ambiente está muy presente dentro de todas las planificaciones. Ahora podremos llevar ese aprendizaje a la práctica, con experiencias directas, en las que los niños podrán ensuciarse las manos en la tierra. Será realmente maravilloso”.
Igual de entusiasmados con esta experiencia se mostraron los y las estudiantes de la asignatura. Uno de ellos fue Marco del Valle Padilla, quien recordó “la profesora nos comentó, a comienzos del semestre pasado, la necesidad de apoyar al jardín, ya que los niños no contaban con un espacio recreativo al aire libre, especialmente en invierno, cuando la lluvia y el barro dificultaban sus actividades. Así nació la idea del invernadero, una experiencia muy bonita y gratificante, sobre todo al ver la alegría de los niños. Además, pudimos aportar con iniciativas de reciclaje, lo que fue un valor adicional al proyecto”.
Respecto a los aprendizajes alcanzados, agregó que “al principio uno ve lo teórico, pero llevarlo a la práctica siempre presenta desafíos. Tuvimos algunas dificultades con el terreno, pero como compañeros supimos mantener una buena comunicación y buscar soluciones para resolver los problemas. Finalmente, ese nuestro trabajo como ingenieros”.
Junto al invernadero –de alrededor de 28 metros cuadrados- y el punto de reciclaje, la docente Verónica Jiménez proyecta nuevas acciones en beneficio de los niños y niñas del jardín infantil de la UFRO, como la construcción de juegos con materiales reutilizados.